¿Te has
preguntado alguna vez por qué, a pesar de hablar el mismo idioma, un argentino
no pronuncia igual que un español ni que un mexicano? Para pronunciar
correctamente necesitamos aprender a articular los fonemas bien; pero estos no
se articulan siempre igual, pues depende de la persona que los pronuncie y de
la posición que ocupen en la cadena hablada.
La ortología
es el arte de pronunciar correctamente los sonidos del idioma y, por extensión,
de hablar con propiedad, utilizando las palabras adecuas.
¿QUÉ NORMAS
DEBEMOS SEGUIR SI QUEREMOS PRONUNCIAR BIEN?
El sistema
fonológico español no ofrece excesivas dificultades en cuanto a su
articulación. No obstante, conviene recordar algunas peculiaridades de los
fonemas y ciertos errores que hemos de evitar:
/b/
Se representa
con tres letras, b, v y, excepcionalmente, w.
Cuando el
fonema /b/ ocupa el final de una sílaba, es incorrecto cambiarlo por /p/:
/abdómen/, no */apdómen/.
Los grupos
abs, obs, ubs, en la lengua oral, tienden a perder la b, pero esta se mantiene
en la escrita por influencia culta: abstracto, obstáculo, subscripción.
/z/
Es
representado por las letras c (ante e, i) o z (ante a, o, u). En gran parte de
Andalucía, Canarias y casi toda Hispanoamérica, este fonema se pronuncia como
/s/: /kabesáso/ (cabezazo), /sársa/ (zarza), /ejersísio/ (ejercicio). Es lo que
se conoce como seseo.
/ch/
Aunque en la
escritura está compuesto por dos letras, este fonema tiene un único sonido y
como tal lo hemos de pronunciar: chochez, achicharrar, cuchichear.
/d/
En las
terminaciones -ado de los participios, en España, a veces se suprime el fonema
/d/, en el lenguaje coloquial: */termináo/ por terminado, y, en el vulgar, en
las de los participios en -ido: */partío/ por partido. Estos usos son
incorrectos: en un lenguaje cuidado, la d debe pronunciarse siempre.
Tampoco es
admisible el cambio del fonema /d/ por /z/ o /t/ que hacen algunos al decir,
por ejemplo, */virtúz/ o */virtút/ por virtud; ni por el fonema /r/ cuando
debemos utilizar la forma imperativa y no la del infinitivo: */bailár/ por
bailad o */komér/ por comed.
/g/
Es el que
escribimos con las letras g (ante a, o, u): gato, goma, gusano; gu (+ e, i):
albergue, guinda, guitarra; g (+ consonante): gladiolo, esgrima; o como final
de sílaba: diagnóstico, ignorante.
Cuando el
fonema /g/ va seguido de u + e, i y la u ha de tener sonido, es obligatorio el
uso de la diéresis (¨): cigüeña, vergüenza, pingüino.
/j/
Es el fonema
que gráficamente escribimos como g (+ e, i) o j: agenda, colegio, espejo,
granjero, juguete.
/k/
Representamos
este fonema como c (+ a, o, u), c (+ consonante), k y qu (+ e, i). Cuando la
letra c va delante de una consonante, es incorrecto pronunciarla como /z/,
hemos de hacerlo como /k/: inspector (/inspektór/), acné, inyección.
/ll/
Es un único sonido
representado con dos letras: caballo, lluvia, muelle. En muchas zonas de España
e Hispanoamérica se pronuncia como /y/; es lo que se llama yeísmo: /muráya/
(muralla); /obíyo/ (ovillo).
/p/
Las palabras
que empiezan por ps-, en la lengua hablada, suelen perder el fonema /p/, aunque
se mantiene en la escrita: psicólogo, psiquiatra, psicópata.
Igualmente
tiende a debilitarse en la lengua oral el fonema /p/ en el grupo -pt- de
palabras como septiembre, séptimo, etc.
Algunos
convierten /p/ final de sílaba en /z/, en palabras como reptil (*/reztíl/),
adopción, egipcio; es incorrecto.
/rr/
Es el sonido
vibrante múltiple que aparece a principio de palabra: racimo (/rrazímo/), reja;
entre vocales: parra, torre; y tras las consonantes l, n, s: alrededor, enredar,
desratizar.
/s/
En algunas
partes de Andalucía el fonema /s/ se pronuncia como /z/: /azezíno/ (asesino);
es lo que se llama ceceo.
/t/
La t al final
de sílaba a veces se pronuncia incorrectamente como /z/: */fúzbol/ por fútbol;
*/ézniko/ por étnico.